Actualmente la planeación urbana pareciera proponer a las ciudades como espacios muy alejados de las necesidades de quienes las habitan; basta ver las principales quejas de la ciudadanía para darnos cuenta que generalmente se orientan a la falta de acceso a servicios con los que deberían poder contar por mero derecho.
Quienes habitamos estos centros de población, nos sentimos sólo dueños de los espacios que habitamos: por ello actualmente se ha vuelto más que el resurgimiento de una serie de ideales, una demanda por atender una necesidad el tratar de reivindicar a las ciudades como espacios humanizados a través del reconocimiento del derecho a la ciudad.
¿Qué es el Derecho a la Ciudad? Pudiera pensarse como un concepto novedoso, sin embargo existe en el trabajo de Henri Lefebvre, un legado intelectual que desde la década de los años 60 del siglo pasado sorprende por confrontar la entonces visión del urbanismo respecto a las ciudades como centros meramente operativos, para abordar una perspectiva que los contempla como espacios en los cuales más que ocurrir procesos rutinarios, se visualizan como semilleros de la democracia y el empoderamiento social.
Es entonces que los ideales de Lefebvre si bien surgen de un proyecto filosófico y científico, precisamente en hecho de que se centren en el impulso de la universalidad de los derechos humanos a través de mecanismos que promueven la productividad, funcionalidad y competitividad a través de alternativas viables y sustentables basados en modelos de justicia es lo que ha fortalecido este concepto.
Precisamente, en abril de 2016 en el marco de la Reunión Regional Hábitat III de la Campaña Nacional Urbana convocada por CEPAL, ONU Hábitat y el Colegio Nacional de Jurisprudencia Urbanística, la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México hizo entrega de la solicitud a fin de reconocer el Derecho a la Ciudad como derecho humano a través de la Constitución Federal, atendiendo a la promoción de la cultura de respeto y protección a los derechos humanos y a lo que, en el contexto democrático, sería lo mínimo exigible para una ciudad.
Por lo anterior, es que estamos pugnando porque en Chihuahua, el Derecho a la Ciudad sea reconocido a través de la Constitución Política aprovechando el actual proceso de reforma integral, a fin de colocar a nuestra entidad como punta de lanza a fin de garantizar la protección de los derechos llamados como de tercera generación o de solidaridad que, si bien en México se iniciaron incorporando en textos legales secundarios, recientemente se han ido reconociendo por la misma Constitución siguiendo criterios de carácter internacional a fin de ser tutelados.
Encontrando eco en la frase acuñada por Ortega y Gasset, lo cito para afirmar que “La gente construye la casa para vivir en ella y la gente funda la ciudad para salir de la casa y encontrarse con los otros que también han salido de la suya”. Le invito entonces a que apostemos por el reconocimiento del Derecho a la Ciudad como una manera de recuperar los espacios que por naturaleza misma, deben ser nuestros.