En una de las últimas iniciativas que presenté ante el Pleno del Congreso, propuse dotar de mayores atribuciones a la oficina del Desarrollo Integral de la Familia, con el fin de que implemente acciones de prevención y atención contra el maltrato infantil.
El maltrato infantil es una lesión no accidental cometida contra un niño para el cual no hay una explicación razonable. Se trata de un asunto sumamente delicado que debe tratarse con mucho cuidado. Existen distintos tipos de maltrato infantil los cuales son: físico, sexual, por negligencia y maltrato emocional
Es causa de sufrimiento para los niños y las familias, y puede tener consecuencias a largo plazo. El maltrato causa estrés y se asocia a trastornos del desarrollo cerebral temprano. Los casos extremos de estrés pueden alterar el desarrollo de los sistemas nervioso e inmunitario.
Por ende, los adultos que han sufrido maltrato en la infancia corren mayor riesgo de sufrir problemas conductuales, físicos y mentales; a través de estas consecuencias en la conducta y la salud mental, el maltrato puede contribuir a las enfermedades del corazón, al cáncer, al suicidio y a las infecciones de transmisión sexual.
De tal manera que la labor del DIF debe tener un enfoque multisectorial, con programas eficaces que brinden apoyo a los padres de familia, a través de conocimientos y técnicas positivas de crianza, así como actividades gubernamentales que involucren la participación de personal sanitario.
Tales como visitas domiciliarias de enfermeras para ofrecer apoyo, formación e información;
la formación de los padres, generalmente en grupos, para mejorar sus aptitudes para criar a los hijos, mejorar sus conocimientos sobre el desarrollo infantil y alentarlos a adoptar estrategias positivas en sus relaciones con los hijos.