El maestro Ángel Alfredo “Pompis” González Chávez, referente indiscutible del basquetbol mexicano, falleció dejando un legado que trasciende más allá de los títulos. Su nombre está íntimamente ligado al crecimiento del deporte ráfaga en Ciudad Juárez, especialmente en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), donde no solo forjó equipos competitivos, sino también seres humanos íntegros, comprometidos con el deporte y la academia.
Nacido en Hidalgo del Parral, Chihuahua, en 1957, González Chávez destacó como jugador estatal y nacional, coronándose campeón y logrando una histórica medalla de bronce con la Selección Mexicana en los Juegos Panamericanos de 1983, enfrentando a figuras como Michael Jordan. Sin embargo, su impacto más duradero se dio como entrenador: fue campeón con Indios de Juárez, Rayados de Monterrey y Halcones de Xalapa en diferentes ligas profesionales, además de dirigir exitosamente en el CIBACOPA con los Zonkeys de Tijuana. Su enfoque integral combinaba formación técnica, táctica y humana, moldeando jugadores como Horacio Llamas, primer mexicano en la NBA.
Reconocido por su entrega y visión, “Pompis” fue entronizado al Salón de la Fama del Deportista Juarense en 1995 y al Salón de la Fama del Básquetbol Hispano en 2014. Además de sus logros en la duela, fue pionero en la profesionalización del entrenamiento deportivo desde la UACJ, donde también se graduó como cirujano dentista. Su ejemplo continúa vivo en generaciones de atletas y entrenadores que hoy replican su filosofía de vida basada en la disciplina, el trabajo en equipo y la perseverancia.