La epidemia de opioides continúa devastando comunidades en Estados Unidos, con el fentanilo, una droga sintética ilícita, siendo una de las principales causas de muertes. En respuesta a esta crisis, la Administración Biden-Harris ha redoblado sus esfuerzos para interrumpir el suministro de estas sustancias peligrosas. Desde el inicio de su mandato, la administración ha implementado diversas estrategias, incluyendo el aumento en la detención de fentanilo en los puertos de entrada y la inversión en tecnología avanzada para la detección de drogas. En los últimos dos años fiscales, se han confiscado más fentanilo en las fronteras de EE.UU. que en los cinco años anteriores combinados.
Además de las medidas en las fronteras, la administración ha hecho de la naloxona, un medicamento crucial para revertir sobredosis, un producto de libre acceso en farmacias y ha destinado más de 82.000 millones de dólares en tratamientos contra la adicción, superando el presupuesto de la administración anterior en un 40%. La reciente orden ejecutiva del presidente Biden ha conducido a la imposición de sanciones a más de 300 individuos y entidades involucradas en el tráfico de drogas, limitando su acceso al sistema financiero estadounidense. A pesar de los avances, la crisis sigue siendo un desafío importante, y la administración continúa buscando nuevas formas de enfrentarla.
Hoy, el presidente Biden emitirá un nuevo Memorando de Seguridad Nacional que exigirá una acción aún más coordinada entre agencias federales para frenar la producción y distribución de fentanilo. La propuesta «Detectar y Derrotar» también busca fortalecer la capacidad de los funcionarios de fronteras para rastrear y detener el tráfico de drogas ilícitas, mientras se regula de manera más estricta la producción de fentanilo. Estas medidas complementan una serie de acciones previas, como la colaboración internacional y el refuerzo de la cooperación con México y China, en un esfuerzo integral para abordar esta crisis de salud pública a nivel global.